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¿Existe un perfil ideal de oficial de cumplimiento?

Enviado por Infolaft el

Artículo por: Infolaft

Perfil oficial de cumplimiento. Imagen Freepik

Perfil oficial de cumplimiento. Imagen Freepik

La respuesta no es unívoca, pues depende de la relevancia que cada organización y sector económico otorgue a las competencias técnicas, a las habilidades blandas o a la formación y experiencia profesional requeridas para el desempeño de esta función.

Por: César Roldán*

El debate alrededor de si existe o no un perfil ideal de oficial de cumplimiento continúa abierto en el ámbito corporativo y regulatorio.

Es claro que el rol de cumplimiento se fundamenta sobre un conjunto de prácticas, herramientas, procedimientos y mecanismos orientados a identificar, gestionar y mitigar riesgos de diversa índole: operativos, legales, reputacionales y de contagio.

En consecuencia, las exigencias que recaen sobre este cargo son elevadas, al estar directamente relacionadas con la construcción de sistemas integrales de prevención, control y reacción frente a los riesgos.

La gestión de cumplimiento representa un pilar estratégico para la sostenibilidad y el fortalecimiento de la reputación corporativa. Este facilita la competitividad y el acceso a mercados y contrapartes internacionales con altos requerimientos en materia de compliance.

Como resultado, se contribuye también a la prevención de pérdidas económicas derivadas de incumplimientos normativos, sanciones regulatorias o administración ineficiente de los recursos.

Más allá de su dimensión normativa y funcional, el cumplimiento incorpora un componente ético transversal en la organización. Este elemento ético dota de legitimidad a la gestión corporativa y consolida la confianza de los grupos de interés, lo cual resalta la importancia de contar con oficiales de cumplimiento con visión integral y estratégica.

Formación y requisitos fundamentales

Un análisis comparativo de las normativas emitidas por los diferentes entes supervisores permite establecer una línea base de requisitos para el cargo, aunque insuficiente como modelo óptimo.

Entre los elementos comunes se destacan el conocimiento en gestión de riesgos, la comprensión de la dinámica del sector económico en el que opera la empresa y la familiaridad con su estructura y procesos internos.

Algunas disposiciones incluso exigen la acreditación de cursos específicos, como los ofrecidos por la UIAF, o la posesión de títulos profesionales relacionados con la materia. Los requisitos formales constituyen únicamente un punto de partida.

El perfil del oficial de cumplimiento debe concebirse como una integración equilibrada entre competencias técnicas sólidas y habilidades blandas que garanticen su efectividad en entornos organizacionales complejos y dinámicos.

El oficial de cumplimiento debe contar con un nivel de formación académica y conocimiento normativo acorde con las exigencias regulatorias, así como con experiencia práctica suficiente.

Un desempeño inadecuado en esta función puede derivar en consecuencias significativas, tanto económicas como reputacionales, para la organización. Por ello, la trayectoria profesional y personal del oficial debe ser transparente y ética, libre de antecedentes que cuestionen su idoneidad.

Liderazgo, inteligencia y capacidad organizativa

El perfil del oficial de cumplimiento exige competencias en liderazgo, inteligencia emocional y capacidad de organización. Estas cualidades le permiten establecer una comunicación efectiva, ejercer influencia positiva en distintos niveles de la organización y construir relaciones sólidas con los grupos de interés.

Como segunda línea de defensa, el área de cumplimiento suele ser percibida como restrictiva. Ante este desafío, el oficial de cumplimiento es responsable de transformar esta percepción, posicionarse como un aliado estratégico que aporta información valiosa para la toma de decisiones, y no como un obstáculo.

Su labor, en consecuencia, debe centrarse en acompañar la gestión de riesgos, monitorear procesos, identificar señales de alerta, coordinar acciones preventivas, socializar conocimientos y comunicar de manera oportuna. Su función no es la de juzgar, sino la de proporcionar insumos confiables para la toma de decisiones informadas.

Solucionador estratégico

Se espera que el oficial de cumplimiento actúe como facilitador y solucionador de problemas, capaz de impulsar procesos sin comprometer el cumplimiento normativo. Su perfil debe integrar rigurosidad técnica con la flexibilidad suficiente para adaptarse a distintos escenarios.

Esto plantea una reflexión: ¿está el oficial de cumplimiento respondiendo como un verdadero solucionador dentro de su organización?, ¿hasta qué punto las exigencias que se le imponen resultan realistas?, ¿se le está demandando “mover la raya”?

Competencias tecnológicas

El entorno actual demanda que el oficial de cumplimiento sea un promotor del uso estratégico de la tecnología.

La adopción de herramientas digitales y procesos de automatización es indispensable para una gestión eficiente de la información y el cumplimiento normativo.

Su liderazgo debe orientarse a consolidar plataformas que potencien la trazabilidad, transparencia y efectividad de la gestión de riesgos.

El oficial de cumplimiento como Compliance Ombudsperson

En el siglo XIX, en Suecia, se acuñó la figura del Ombudsman, hoy denominada Ombudsperson, concebida como mediador, facilitador y protector de derechos. Este concepto resulta pertinente para resignificar el rol del oficial de cumplimiento en las organizaciones modernas.

Así, el oficial de cumplimiento puede asumirse como un Compliance Ombudsperson: un agente ético y estratégico, mediador entre la organización y sus grupos de interés, guardián de la transparencia, promotor de la integridad y facilitador de procesos.

Alguien que no solo vigila, sino que también guía, orienta y protege, convirtiéndose en un pilar estratégico para la integridad y sostenibilidad de la organización. Esta perspectiva amplía el alcance del cargo más allá del cumplimiento formal, consolidándolo como un actor esencial en la sostenibilidad y legitimidad corporativa.

La tríada esencial: independencia, autoridad y recursos

Finalmente, el ejercicio efectivo de la función de cumplimiento requiere tres condiciones fundamentales: independencia, autoridad y recursos.

La sinergia entre estos elementos es clave para garantizar la eficacia del área dedicada a la función, mientras que la ausencia de cualquiera de ellos puede generar desequilibrios que comprometan la implementación adecuada del sistema de cumplimiento.

 

*Oficial de cumplimiento de EPM. Abogado e ingeniero de sistemas, especialista en riesgos y seguros. MBA.