Reinvención permanente del oficial de cumplimiento. Imagen Freepik
La gestión del cumplimiento dejó hace tiempo de limitarse a la prevención del LAFT: hoy abarca fraude, corrupción, soborno, protección de datos personales, ética y transparencia, libre competencia y la gestión normativa como parte fundamental de la segunda línea de defensa.
Por: Cesar Roldán*
El Oficial de Cumplimiento (OdeC) se ha consolidado como un pilar estratégico dentro de las organizaciones, especialmente en un entorno caracterizado por riesgos dinámicos y marcos regulatorios en constante transformación.
Mi propio recorrido profesional refleja esa necesidad de reinvención constante. Complementé mi formación básica como ingeniero con una especialización en riesgos y seguros, un MBA y múltiples diplomados y certificaciones en prevención del fraude, la corrupción y el soborno, así como en temas especializados de AML para el sector real.
Además de mi formación en firma, el camino ha sido nutrido por el trabajo con iniciativas nacionales e internacionales como la UNODC, Alliance for Integrity, Transparencia por Colombia, Negocios Responsables y Seguros, la Secretaría de Transparencia, la medición del Dow Jones Sustainability Index, así como diversos gremios y redes de cumplimiento que por años han impulsado buenas prácticas en el país.
Si bien una proporción significativa de los OdeC son abogados o contadores, esto no es una condición excluyente. Estoy seguro de que es indispensable contar con bases jurídicas sólidas: comprender el marco constitucional, los códigos colombianos, las normas nacionales e internacionales y su aplicabilidad en el contexto empresarial.
Esta realidad me llevó a emprender una formación jurídica formal como abogado, no por requisito, sino por convicción profesional: lo técnico y lo legal deben converger en nuestra labor.
La reinvención permanente no es un concepto accesoriamente motivacional, sino una exigencia estructural del rol. El entorno político, social y económico cambia con rapidez; los riesgos emergen con nuevas modalidades; y las organizaciones demandan profesionales capaces de anticiparse, interpretar señales, identificar patrones y comprender tanto causas como consecuencias.
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El OdeC no puede limitarse a observar la superficie: debe analizar cadenas de eventos, interrelaciones y contextos que expliquen el comportamiento de colaboradores, contrapartes y la propia organización.
Igualmente, debe articular una visión de largo plazo. Los riesgos son globales y no respetan fronteras; por ello, el análisis debe integrar perspectivas locales, nacionales e internacionales. Una mirada holística permite entender que el cumplimiento no es una función aislada, sino un componente transversal que permea decisiones estratégicas, modelos de negocio y relaciones con los grupos de interés.
Pensar en colectivo es esencial: el legado de quienes han ejercido el rol, la experiencia acumulada de sectores más maduros y el intercambio profesional son factores que fortalecen al ecosistema de cumplimiento.
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Un elemento que hoy redefine las exigencias del rol es la inteligencia artificial. Su incorporación deja de ser un fenómeno emergente para convertirse en una herramienta disruptiva, capaz de transformar procesos, análisis y modelos de control.
El desafío para el OdeC no es técnico únicamente: es ético. Nuestra responsabilidad evoluciona hacia validar información, definir criterios de uso responsable, supervisar sesgos, establecer marcos de gobernanza y asegurar que la IA complemente —y jamás sustituya— el juicio profesional que es inherente al rol.
En síntesis, la reinvención permanente del oficial de cumplimiento es una obligación intelectual y ética que garantiza la vigencia, pertinencia y efectividad de su labor. El valor del OdeC radica en su capacidad para adaptarse, aprender continuamente, integrar conocimientos interdisciplinarios y anticipar riesgos con visión estratégica.
En un país que necesita instituciones más íntegras y resilientes, el compromiso con la actualización permanente y el pensamiento crítico es indispensable para aportar a organizaciones más seguras y a una sociedad fortalecida.
*Ingeniero y abogado. MBA. Oficial de cumplimiento de EPM.