Con el paso del tiempo las cámaras de seguridad se han convertido en un elemento de gran importancia para combatir los crímenes y para perseguir a los delincuentes; no obstante, todavía muchas entidades las utilizan simplemente para cumplir un requisito o no les sacan todo el provecho por desconocimiento. A continuación infolaft suministra a sus lectores algunas pautas para que las cámaras realmente sean un aliado en la prevención del fraude.
Casi a diario los noticieros en Colombia y muchos portales de Internet publican videos que retratan robos, agresiones personales o infracciones de tránsito ocurridos en plena calle, en viviendas y en establecimientos comerciales. Esa dinámica informativa, además de evidenciar la cantidad de ilícitos que se cometen a diario, es muestra de que en casi todos los lugares hay cámaras de seguridad que suministran importante acervo probatorio útil para llevar a los criminales a la cárcel.
Actualmente el uso práctico de las cámaras va desde las ya conocidas fotomultas hasta el Sistema Integrado de Videovigilancia Inteligente para Transmilenio (Sivit), el cual cuenta con 1700 cámaras biométricas de alta resolución que son capaces de identificar los rostros de los usuarios que incurren en todo tipo de ilícitos en las estaciones.
En un recorrido realizado por infolaft fue interesante ver que todos los bancos del sector financiero de la calle 72 cuentan con cámaras de seguridad ubicadas en las entradas de las sucursales, así como en las cajas. Casi se puede decir que por cada cajero hay una cámara. También hay cámaras en las oficinas de los directores y cámaras en las áreas generales de las sucursales.
En todas partes hay cámaras, pero ¿qué tan útiles son en realidad?
La necesidad determina al mejor equipo
Según Patricia Acosta, directora de la Feria Internacional de Seguridad, las cámaras, junto con los controles de acceso y las alarmas de todo tipo son los elementos de seguridad en los que más invierten las empresas en Colombia. Incluso, Acosta destaca que en la Feria del año anterior una de las más notorias novedades consistió en que todos los expositores dejaron de ofrecer cámaras análogas (de baja nitidez) y se pasaron a la tecnología IP (con mejor resolución).
Sin embargo, la utilidad real de una cámara de video depende de la necesidad del cliente. De acuerdo con Juan Carlos Álvarez, directivo de la firma Quantum, no necesariamente el mejor equipo para una empresa puede ser el mismo para otra. ‘‘Por ejemplo, el mejor equipo para la industria militar puede ser una cámara térmica que haga una cobertura de tres kilómetros y pueda identificar el movimiento de personas a través del calor, pero esa sería la peor cámara para una pequeña empresa de retail porque no estaría cubriendo su necesidad concreta, la cual es protegerse de pérdidas en los inventarios’’.
Por ello, lo primero que tiene que analizar una empresa es qué necesita proteger y para ello debe identificar en qué áreas o procesos tiene pérdidas y riesgos, y a partir de ahí decidir cuál es el mejor equipo.
Analítica de video
Pero las cámaras solas no resuelven el problema: también hay una parte de software que las debe complementar para cumplir un objetivo particular. Aquí es donde entra el concepto de analítica de video, el cual permite, a través de un software, entender algunas situaciones registradas en las grabaciones.
Analítica de video significa tomar una imagen y analizarla para identificar diferentes situaciones: captura y reconocimiento de rostros, de placas, detección de objetos desaparecidos, detección de objetos removidos, integración con sistemas de cajeros e integración con sistemas de control de accesos, entre otros. Estas herramientas ayudan a dar alertas tempranas a los clientes para poder advertirles antes de que ocurra un evento.
Pongamos el siguiente ejemplo para ilustrar este concepto: una persona que porta una máscara ingresa a un cajero automático para retirar dinero. La cámara graba la situación y la pone al análisis de un software de reconocimiento facial que debe enviar en segundos una alerta a la central reportando la inusualidad, tras lo cual debe venir la respuesta previamente estipulada por la entidad. Es decir, el software complementa a la cámara y permite evitar el posible fraude.
Theron Trowbridge
Es importante mencionar que el numeral 2.3.4.1.3 del Capítulo I del Título II de la Circular Básica Jurídica de la Superfinanciera (Circular Externa 29 de 2014) obliga a las entidades financieras a contar en sus oficinas con ‘‘cámaras de video, las cuales deben cubrir al menos el acceso principal y las áreas de atención al público’’ y dichas imágenes ‘‘deben ser conservadas por lo menos 8 meses o en el caso en que la imagen respectiva sea objeto o soporte de una reclamación, queja, o cualquier proceso de tipo judicial, hasta el momento en que sea resuelto’’.
Un requisito similar se aplica a los cajeros electrónicos, según consta en el numeral 2.3.4.2.1 del mismo título y capítulo: ‘‘contar con sistemas de video grabación que asocien los datos y las imágenes de cada operación monetaria. Las imágenes deben ser conservadas por lo menos 8 meses (…)’’.
A pesar de la existencia de estos controles, Álvarez considera que si bien es cierto que las cámaras deben cumplir unos requisitos mínimos, estos son muy básicos y consisten solamente en grabar. ‘‘Las soluciones que están montadas en los sitios están diseñadas para reaccionar al evento: me robaron y yo veo quién me robó, nunca es preventivo. Las herramientas que le comento de software atado a hardware sí buscan prevenir los fraudes y en caso de que ocurran gestionan una reacción casi inmediata para prevenirlos’’.
Con él coincide un cajero de banco consultado por infolaft que pidió omitir su nombre y la entidad para la que trabaja: ‘‘aunque las cámaras están ubicadas en toda la oficina, estas no están siendo monitoreadas constantemente, simplemente están grabando. Cuando se presenta un robo los de seguridad revisan cómo se cometió y denuncian a los presuntos ladrones, pero no sirve para prevenir los robos. No hay nadie que esté monitoreando las cámaras y alerte sobre un movimiento sospechoso cuando este se esté presentando’’.
Sin embargo, se debe reconocer que la analítica de video ha sido implementada en varias entidades financieras en Colombia a pesar de que la normativa emitida por la Superfinanciera no lo exige expresamente.
¿Cómo se puede hacer la migración?
Carolina Gómez Suárez, gerente de Quantum, señala que la mayoría de circuitos cerrados de TV con los que cuentan las empresas son análogos, eso significa que las cámaras tienen una calidad máxima aproximada de entre 0.5 y 0.7 megapíxeles, ‘‘eso es muy poco y lo que genera es que cuando ocurre un robo y la persona acerca la imagen esta se pixela de inmediato’’.
Debido a lo anterior, es recomendable comenzar a hacer migraciones a soluciones IP, las cuales permiten resoluciones de entre 1 megapíxel y 40 megapíxeles, las cuales sí permiten hacer identificaciones. Otra posible solución es modificar los diseños de seguridad para ubicar las cámaras en las posiciones ideales. ‘‘Hay cámaras de 360 grados y con una sola cámara se cubre una amplia vista, eso ayuda a disminuir el número. La idea es tener un diseño mas óptimo de ubicación de equipos: si antes tenían 40 cámaras análogas, muy seguramente con 20 IP puedan satisfacer la misma necesidad con mejor resolución’’, sostiene Gómez.
Los expertos de Quantum también aseguran que se pueden colocar unas tarjetas captadoras de video que cambien la señal de análoga a IP. Las cámaras análogas graban a través de DVR (digital video recorder, en inglés) y si el DVR es de 5 a 10 se puede ‘jalar’ el streaming de video de la cámara a través del DVR.
Un tema importante es que hace varios años se emitió un estándar denominado Onvif para las cámaras IP. Este es un estándar mundial que busca que cualquier marca, ya sea buena, regular o mala pueda ser adaptada a un software. En consecuencia, las cámaras marcadas con Onvif aceptarán el sistema, aunque se debe hacer claridad de que si la cámara IP ya tiene varios años seguramente no se podrá adaptar.
